La dieta mágica
Todos los años asistimos al nacimiento de una dieta mágica que promete resolver los problemas de obesidad y sobrepeso, la cual será efectiva sólo para algunos y tal vez a corto plazo.
No existe una dieta mágica, algunas pueden ser útiles para un individuo, pero no para otro. Existe una individualidad en las características metabólicas, genéticas, de la microbiota intestinal, conductuales, culturales en cada persona, lo que determina diferentes respuestas a cada una de ellas, “lo que es bueno para ti no necesariamente es bueno para mí”.
Muchas dietas son eficaces para perder peso, pero no para su mantenimiento, recuperándose a largo plazo, o adquiriendo un peso mayor al inicial, lo cual resulta frustrante. En ocasiones se cumple estrictamente la dieta y no logramos perder peso, aquí es donde entra el experto que debe aplicar estrategias nutricionales, conductuales, de actividad física, farmacológicas o quirúrgicas, según cada caso y sorprender al metabolismo, quebrando su sistema adaptativo que reduce nuestro gasto calórico para conseguir un balance energético adecuado
Cada individuo presenta características únicas que permiten elegir la dieta más apropiada según edad, género, intentos previos fallidos, cultura, gustos y motivaciones, evaluación clínica, riesgo, y enfermedades concomitantes.
Todas las dietas incluyen una disminución del valor calórico, la restricción dependerá de las necesidades individuales, bien sea con balance energético negativo leve a moderado, baja o muy baja en calorías, dietas que enfatizan el predominio o restricción de un macronutriente específico (carbohidratos, proteínas, grasas), dietas cetogénicas, macrobióticas, de ayuno intermitente, dieta mediterránea o funcionales, etc.
La mejor dieta no es la que lleva a una pérdida de peso marcada y rápida, ellas estimulan respuestas adaptativas en el gasto energético con un balance menos negativo evitando la pérdida sostenida de peso (meseta), además de los potenciales efectos perjudiciales para la salud. La cuantía y velocidad de la pérdida de peso va a depender de las necesidades individuales del paciente. Siendo la mejor dieta aquella que nos ayuda a mantener la pérdida de peso a largo plazo y con mejor calidad de vida.
En la terapia se busca bajar la ingesta calórica con la dieta y aumentar el gasto calórico. El ejercicio es la mejor estrategia para un mayor gasto energético y evitar el estancamiento o la ganancia de peso a largo plazo y prevenir la sarcopenia.
En realidad no existe una dieta ideal, debemos desmitificar la idea de dieta mágica. Existen dietas ideales individualizadas y equilibradas para para cada individuo, placenteras, atractivas, no monótonas y adecuadas a sus gustos y motivaciones capaces de promover cambios de hábitos, lo que garantizará su éxito.
Todas las dietas funcionan si se adaptan a las necesidades, requerimientos y condiciones metabólicas del paciente. Integrar frutas, vegetales, agua, fibras, una microbiota intestinal saludable, ejercicio, aporte y distribución equilibrada de macronutrientes, aporte de micronutrientes y compuestos biológicamente activos adecuados, restricción calórica según necesidades, promover cambios conductuales que mejoren la actitud alimentaria, establecer metas realistas y saludables, crear grupos de apoyo afectivos, interesantes, con espíritu de competencia y camaradería. Y alcanzar el bienestar biopsicosocial, con mejoría de la autoestima, autoconfianza, calidad y pronóstico de vida
Dra. Lucía Goncalves Jardím
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