La Medicina Tradicional Tibetana
La Medicina Tradicional Tibetana
El Tíbet es un país ubicado en una inmensa meseta a unos 4.000 metros de altura, rodeado por las montañas del Himalaya. Es uno de los lugares más fascinantes del mundo por su cultura y creencias religiosas. Este hermoso país, a raíz de la diáspora tibetana debida a la trágica invasión y ocupación china, ha logrado difundir al mundo sus valores humanos y por eso hoy en día conocemos la grandeza del Tíbet. Entre los legados más importantes de esta nación se encuentra la Medicina Tibetana que fue preservada por los tibetanos exiliados en la India. Este sistema médico se fundamenta en el lamaísmo, una rama del budismo con profundas bases filosóficas unido a la gran diversidad de los recursos naturales del Himalaya.
En occidente se dio a conocer el Tíbet a través de los libros de Alexandra David-Neel, la primera mujer occidental en llegar en 1924 a Lhasa, capital del Tíbet. Allí vivió gran parte de su vida donde aprendió el budismo tibetano con los lamas. Dedicó su extraordinaria vida a viajar, estudiar y aprender. Los lamas la llamaron “Lámpara de sabiduría”, haciendo honor a la claridad de inteligencia, su inmensa capacidad para investigar, adquirir conocimientos y su compasión.
Años después en 1927, Walter Evaz-Wentz, tradujo al inglés el Bardo Thodol, un antiguo texto budista tibetano del siglo VIII atribuido a Padmasambhava en el que describe lo que el difunto se encuentra después de la muerte y antes de tomar una nueva existencia. El Bardo Thodol, conocido en Occidente como el Libro Tibetano de los Muertos, ha sido objeto de muchos estudios, convirtiéndose en uno de los grandes aportes del budismo tibetano a la humanidad. Carl Gustav Jung, considerado como uno de los más grandes psicólogos, declaró en su obra “Comentario psicológico sobre el Libro Tibetano de los Muertos”: Durante años, desde que se publicó por primera vez, el Bardo Thodol ha sido mi compañero constante, y a él debo, no solamente muchas ideas estimulantes y descubrimientos, sino también muchas percataciones fundamentales”. Finalmente, los recientes avances en el campo de las neurociencias confirman el papel protagónico de la mente en los procesos de curación, tal como milenarias corrientes orientales del pensamiento, en particular el budismo tibetano, así lo han establecido.
Qué es la Medicina Sowa Rigpa?
La Medicina Sowa Rigpa (MSR) también conocida como Medicina Tibetana es el antiguo sistema tibetano de medicina, astronomía y astrología. La MSR se aplica en Tíbet, norte del Nepal, Bután, India, China, Mongolia, Siberia, en Ladakh, la región occidental del Himalaya al norte de la India y en aquellos lugares donde las comunidades tibetanas se han establecido. Sowa Rigpa, que significa la ciencia de la curación, es una práctica muy antigua y compleja que data de 2.500 años, fundamentada principalmente en el criterio de que la energía es la fuente de la existencia y que la salud está relacionada con la mente, el entorno y la manera de enfocar la vida. Su propósito es lograr la felicidad en la vida y la salud a través el equilibrio. La MSR tiene raíces en el Ayurveda del Hinduismo y en el Budismo a través de las Cuatro Nobles Verdades del Buda y el concepto de la enfermedad derivada de los tres venenos: Ira, codicia e ignorancia. Este sistema, con su visión holística del origen de la enfermedad, incluye los aspectos fisiológicos, psicológicos y espirituales para el establecimiento de la salud.
Recientemente, la MSR ha sido de interés en América del Norte y Europa por ser un excelente ejemplo de medicina personalizada y preventiva. La MSR utiliza plantas medicinales, minerales, productos animales, como los ingredientes principales de las formulaciones utilizadas para tratar diversos trastornos. También incluye modificaciones de la dieta, masajes terapéuticos, acupuntura y moxibustión.
La MSR se enseña en escuelas de medicina o es transmitida por maestros al linaje de sus discípulos. De manera general, el diagnóstico de la enfermedad mediante la MSR se lleva a cabo por el análisis del pulso, la observación de la orina, los ojos, la lengua, así como consideraciones astrológicas y otras relativas a la calidad de vida del paciente y su entorno, permitiendo al médico tibetano encontrar el origen de la enfermedad y establecer el tratamiento adecuado. También, se incluye de manera muy especial la evaluación de la digestión de la persona como el origen de muchas dolencias. Por esta razón los tratamientos individualizados siempre incorporan hierbas medicinales y alimentos que permitan reestablecer la salud intestinal. Actualmente, la medicina occidental dedica mucha atención a los desequilibrios de la flora intestinal como la causa que subyace a diversas enfermedades y se incentiva la incorporación de prebióticos y probióticos en la alimentación habitual.
En Occidente, la MSR se utiliza como parte de la atención integral para equilibrar las energías y vivir una vida sana y feliz. El XIV Dalai Lama escribió: “La medicina tibetana está mucho más avanzada en la comprensión de la naturaleza de la mente que la medicina occidental. En materia de comprensión del funcionamiento físico del cuerpo humano, la medicina tibetana está menos avanzada que la medicina occidental. Sin mezclar los dos enfoques, y sin decir que uno es mejor que el otro, ambas escuelas deberían trabajar juntas para encontrar formas de comprensión y así aumentar la efectividad de las dos técnicas de curación".
Actualmente, en la ciudad de Dharamsala en la India se encuentra el Instituto de Medicina y Astro-Ciencia Tibetana, Men-Tsee-Khang, el lugar donde se encuentra un extenso programa de capacitación médica, investigaciones de plantas medicinales utilizadas en la farmacopea tibetana, un programa de estudios astrológicos, farmacias, bibliotecas y clínicas donde se incorpora la medicina occidental. Esta institución fue creada originalmente en 1916 por el XIII Dalai Lama en el Tíbet y luego refundada por el XIV Dalai Lama en la India en 1961.
La Farmacopea Tibetana.
La farmacopea tibetana se fundamenta en los recursos naturales de las regiones de los Himalayas que abarcan el Tíbet, la India y Nepal. Los médicos tibetanos preparan las medicinas siguiendo recetas de antiguos textos como el Bloque de Cristal (Shel gong) y el Rosario de Cristal (Shel phreng), ambos escritos en el siglo XVIII, y otros libros como Los Cuatro Tantras o Gyudshi que contiene preparaciones con casi 2.000 plantas medicinales y el Berilio Azul que describen la potencia (nus pa) de los compuestos medicinales (man dza). Son medicinas que lleva mucho tiempo elaborar para obtener sus principios activos de origen vegetal, animal y mineral. Las plantas se recolectan en las mesetas tibetanas o se importan de regiones como la India, China y Nepal. Algunas de ellas también son utilizadas en el Ayurveda y la Medicina Tradicional China. Entre esas plantas se destaca la Curcuma longa de potente actividad anti-inflamatoria; el Acorus calamus con actividad bactericida contra Bacillus subtilis y Staphylococcus aureus; Terminalia bellerica activa frente Pseudomonas aeruginosa y Escherichia coli; Piper longum, cuyos frutos se utilizan para dolencias intestinales y la malaria; Piper nigrum utilizado tradicionalmente contra la hepatitis y cuya combinación con Curcuma longa se usa para el tratamiento de diversas dolencias.
Algunos ejemplos de plantas empleadas tanto en las farmacopeas tibetana, india y china incluyen la raíz de la planta Codonopsis clematidea, usada como tónico al igual que el ginseng; Clematis sp., utilizada como antirreumático; Delphinium, Artemisia, Aconitum, Swertiam y Corydalis. Otras plantas medicinales muy utilizadas corresponden a Adhatoda por su actividad antiasmáticos; Saussurea lappa como broncodilatador y antiespasmódico; Strychnos nuxvomica utilizada en dermatología, Commiphora mukul por su actividad para disminuir el colesterol, entre otras. También se utilizan especies como el clavo y el cardamomo por sus propiedades medicinales.
Entre la diversidad de recursos de la medicina tibetana, se destaca el Yarsa-Kumbu, cuyo nombre en tibetano significa “hierba de verano, insecto de invierno”. Solo se encuentra en el Tíbet, Bhután, Nepal y la India entre los 4.500 y los 5.000 m sobre el nivel del mar. Se trata de las orugas de polillas de la familia Hepialidae que viven en esas zonas, las cuales son infestadas por el hongo parásito Ophiocórdyceps sinensis. El ciclo del hongo comienza a finales del verano cuando las esporas del hongo infestan las cabezas de las orugas que viven en el suelo. Antes de que llegue el invierno y el suelo se congele, se forma un pequeño brote que sale de la cabeza de la oruga. En la primavera siguiente, el cuerpo fructífero del hongo con forma de tallo de color marrón oscuro emerge del suelo con la cabeza apuntando hacia arriba. Durante ese tiempo, el hongo se alimenta lentamente de la oruga hasta que produce su muerte, dejándola disecada.
El Yarsa-Kumbu seco es usado por la Medicina Tibetana y China para la elaboración de un potente tónico y afrodisíaco, por lo cual también se conoce como el “viagra del Himalaya”. Otros beneficios también atribuidos incluyen la actividad como antidiabético, antinflamatorio, antioxidante, antimicrobiano, agente antitumoral, para el fortalecimiento del sistema inmunológico, para el asma, para el tratamiento enfermedades cardiovasculares, gastrointestinales, hepáticas, respiratorias, para el fortalecimiento del sistema inmune, para el alivio del estrés y la fatiga.
Los compuestos químicos que han sido aislados de O. sinensis incluyen isoflavonas, proteínas, polisacáridos, esteroles, ácidos grasos, compuestos nitrogenados y ácidos fenólicos. Diversos estudios se llevan a cabo para evaluar el potencial farmacológico de los compuestos químicos encontrados en el cuerpo fructífero del hongo O. sinensis. Particularmente la cordicepina ha mostrado una variedad de actividades biológicas. También se han llevado a cabo ensayos clínicos; uno de ellos, publicado en 2016 mostró que el Yarsa-Kumbu aumenta el número total de espermatozoides, el porcentaje de células espermáticas móviles y la testosterona sérica.
La variedad de usos tradicionales del Yarsa-Kumbu o Yarsagumba, como también se le conoce, hace que este producto tenga un valor mayor que el oro. La sobrexplotación de este hongo amenaza con su extinción y el desencadenante de serios problemas ambientales que podría conducir a la proliferación incontrolada de larvas y polillas y al decaimiento de la economía de los pobladores de la zona que viven de la recolección del Yarsa-Kumbu.
Referencias
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