La emocionalidad en tiempos de COVID-19

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La emocionalidad en tiempos de COVID-19

Las emociones son ciertas reacciones del ser humano que surgen ante un estímulo determinado, interno o externo, las cuales dependen de la personalidad o los rasgos de cada individuo. La llegada de la pandemia ha despertado diversas emociones que van más allá de las emociones básicas como son el miedo o la tristeza. Después de más de un año, en que el estrés ha sido intenso y sostenido, nuestro sistema mental cerebral comienza a generar esa lucha interna que lleva al agotamiento emocional y como consecuencia las personas desembocan en una crisis emocional.

Podría decirse que la situación pandemia ha conducido a una crisis que tiene varios componentes: un componente de salud, ya que sentimos nuestra salud amenazada; un componente de movilidad que nos ha llevado a vivir en confinamiento y un componente de productividad porque al confinarnos para proteger la salud, la productividad ha disminuido y los ingresos son menores para la mayoría de las personas.

Esta crisis multifactorial, ha generado angustia, miedo, incertidumbre, tristeza y ansiedad  entre las personas que sienten que necesitan buscar la forma de manejar sus emociones de la mejor manera; mas aun sabiendo que la solución  no está cerca y que no sabemos cuándo ocurrirá.

¿Qué hacer ante las emociones negativas que nos asaltan cada día?

Una vez que tenemos claro las circunstancias que estamos viviendo, podemos buscar la manera de reducir la crisis desde el punto de vista emocional aplicando algunas estrategias:

  • Aceptación realista. No podemos negar la realidad. La pandemia existe y tenemos que aprender a vivir con ella.
  • Control de la mente. Pensar demasiado en el pasado genera nostalgia y pensar en el futuro genera temor; ese temor es el que nos lleva a la ansiedad.
  • Regulación de la información. Es necesario estar informado, sin embargo no debemos permitir que demasiada información nos intoxique y desarrolle nuestros miedos.
  • Apoyo social. Cuando estamos acompañados, cuando sentimos apoyo de personas que nos animan, la confianza aumenta y el miedo se reduce.
  • Adaptación creativa. Una vez aceptada la realidad hay que buscar estrategias que apliquen para las capacidades, dones y conocimientos que tenemos. Reinventarnos para volver a ser productivos.
  • Espiritualidad. Cada quien tiene sus propias creencias. La oración, la meditación o cualquier otra práctica, puede llevarnos a alcanzar esa paz espiritual que todos necesitamos.

 La pandemia también ha desarrollado emociones positivas.

Si bien es cierto que la pandemia ha desarrollado emociones negativas, también es cierto que muchas de las emociones generadas pueden considerarse positivas y pasar a formar parte de los valores adquiridos:

  • Valorización de la solidaridad, la empatía, la unión y la conciencia social.
  • Valorización de la interdependencia que nos ayuda a protegernos los unos a los otros.
  • Valorización del medio ambiente, entendido como la menor contaminación, cuidado a los animales y al ecosistema, pero también vinculado a un cambio de actitud de las personas respecto a la naturaleza.
  • Valoración de la familia y los amigos. El confinamiento nos ha llevado a una mayor cercanía y conocimiento de los seres más cercanos.
  • Valoración de la resiliencia para afrontar los momentos vividos, reinventarnos y seguir adelante.

No sabemos cuánto tiempo nos queda de pandemia, ni cuánto nos falta por aprender; lo que sí sabemos es que cada día surgen nuevos retos que nos fortalecen en el camino que nos toca recorrer para seguir aprendiendo como manejar nuestra emocionalidad.

Ramona Ávila Núñez, PhD

 


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