El envejecimiento saludable
La vejez es una etapa de la vida y el envejecimiento es un proceso que ocurre a lo largo de la vida como una involución de nuestras capacidades. Ambas son inherentes a nuestra realidad bio-psico-social.
La vejez es una etapa del desarrollo humano que inicia a los 60 años y termina en el momento en el que la persona fallece, es un periodo de grandes cambios biológicos y funcionales en todas las áreas de nuestro organismo, en tanto que el envejecimiento es un proceso universal, inherente a todos los seres vivos y tiene su inicio desde el mismo momento de la concepción e incluye 3 componentes: el envejecimiento biológico, el social y el psicológico.
Este proceso se caracteriza por la disminución de la capacidad adaptativa del individuo hacia su entorno, siendo cada vez más sensible, vulnerable y frágil al medio que lo rodea.
En el concepto Darwiniano de la teoría del más apto, el individuo presenta un declive físico que él mismo reconoce con cambios en sus hábitos y rutinas con reemplazo a actividades menos exigentes con tendencia al aislamiento, pérdida de la autoestima y de la autonomía.
Se generan respuestas sociales de rechazo en el entorno al no ser aptos para actividades que exigen mejores condiciones físicas con cambios en su estatus quo que conlleva a procesos de auto-desvalorización, desmotivación, aislamiento social y depresión que afecta el ámbito cognitivo con disminución de la capacidad de concentración, coordinación, memoria y reacción ante las circunstancias.
El abordaje de este periodo de la vida depende de conceptos culturales, momento histórico, clase socioeconómica, las actitudes psicológicas del individuo y actitud familiar todo lo cual podría llevar una sublimada gerontofobia que acelere el deterioro neuropsicológico.
La estimulación cognitiva debe aplicarse para retardar o mejorar el deterioro de capacidades como la memoria, atención, lenguaje, razonamiento o la planificación.
Un envejecimiento positivo y activo debe incluir un marco de condiciones físicas, mentales y sociales adecuadas, produciéndose el menor deterioro de capacidades cognitivas.
En este sentido, la estimulación cognitiva mediante actividades y ejercicios promoverá la salud mental y la independencia emocional y física del adulto mayor. Actividades divertidas como talleres, tareas grupales o individuales, reforzamiento de hábitos saludables repercutirán positivamente en el desarrollo de las actividades cotidianas. Lo importante es evitar el aislamiento del adulto mayor que es el gran enemigo, deben sentirse acompañados en este proceso. Estas actividades deben ser realizadas por cuidadores, familiares o terapeutas bien sea presencial o con el sistema virtual, como está aconteciendo actualmente en la telemedicina.
Dra. Lucia M. Gonçalves Jardim
Médico Internista.
Especialista en Endocrinología y Metabolismo
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