
Aceite de Krill, un suplemento novedoso para proteger la salud
Desde los comienzos de la humanidad, el hombre ha utilizado los productos y derivados de plantas y animales para cuidar de su salud. En un principio fueron los terrestres, y en las últimas décadas, los productos naturales marinos se han hecho relevantes por su aporte de nutrientes que mantienen eficazmente las funciones de nuestro organismo, para que tanto las células como el cuerpo conserven su equilibrio. Existen estudios que reportan la relación entre el consumo de pescados, mariscos y crustáceos como el Krill, con diversos efectos benéficos a la salud, desde nuestro corazón, sistema inmune, hígado, cerebro, ojos e incluso la piel. Estos efectos se atribuyen, principalmente, a los abundantes ácidos grasos y a otras sustancias presentes en estas especies.
Los aceites vegetales, de origen terrestre, contienen ácidos grasos mayoritariamente monoinsaturados, pertenecientes a la familia omega-9. Así mismo, los poliinsaturados, pertenecientes a la familia omega-6, que no contienen, o sólo contienen pequeñas cantidades de ácidos grasos de la familia omega-3. Es el caso del aceite de oliva, de maravilla o girasol, de semilla de uva, de maíz y de soya, entre los más consumidos. Constituyen una excepción los aceites de canola, de chía y de linaza por su contenido más alto de ácidos grasos omega-3.
Los aceites de origen marino se caracterizan por su alto contenido de ácidos grasos omega-3, aunque es necesario diferenciar entre los ácidos grasos omega-3 de origen vegetal terrestre y los de origen marino, ya que los primeros solo tienen como principal componente de omega-3 al ácido linoleico (ALN), en cambio, los de origen marino se caracterizan por su alto contenido de los llamados ácidos poliinsaturados grasos omega-3 de cadena larga; siendo los más importantes el ácido eicosapentaenoico (EPA) y el ácido docosahexaenoico (DHA).
Desde el punto de vista nutricional, es muy importante identificar la familia a la que pertenece un ácido graso; a los ácidos grasos omega-9 se les considera como no esenciales debido a que pueden ser formados por los organismos animales, no así los ácidos grasos omega-6 y omega-3, a los que se consideran esenciales, y al no producirlos nuestro organismo; los debemos consumir en una determinada cantidad y proporción entre ellos.
El aceite de Krill es un suplemento que se ha popularizado en los últimos años. Se obtiene a partir de un tipo de crustáceo pequeño, parecido al camarón, que se conoce como Krill y que es el principal alimento que consumen las ballenas, pingüinos y otras criaturas marinas. Al igual que el aceite de pescado, es una fuente de ácidos DHA y EPA, tipos de grasas saludables que se encuentran solo en fuentes marinas. Sin embargo, el aceite de pescado tradicional es rico en omega-3, pero con un bajo contenido de antioxidantes; mientras que el aceite de Krill combina los antioxidantes con los omega-3 ya que contiene, de manera natural, un antioxidante llamado astaxantina, el cual es el responsable del pigmento que da al Krill y a otros crustáceos su típico color rojizo; importantísimo para combatir el estrés oxidativo en personas fumadoras o con sobrepeso y neutraliza el efecto de los radicales libres.
Además de los aceites grasos omega-3 y del antioxidante astaxantina, el aceite de Krill contiene fosfolípidos, que son sustancias que ayudan a los omega-3 a integrarse en las membranas de las células sanguíneas, y colina, que es un nutriente esencial para muchas funciones del cuerpo, como las del sistema nervioso, la del hígado y los músculos. Nuestro cuerpo no puede producir la suficiente cantidad de colina, por lo tanto, debemos obtenerlo de nuestra dieta.
Son varias las razones por las cuales el aceite de Krill es preferido por un mayor número de personas. La principal puede ser el hecho de que combina perfectamente los aceites omega-3 (DHA y EPA) con una gran cantidad de antioxidantes, fosfolípidos y colina. La presencia de todas estas sustancias lo convierte en un producto con muchas propiedades beneficiosas para la salud. A los ácidos grasos omega-3 se les atribuyen beneficios sobre el sistema cardiovascular y sobre el sistema inmune. La presencia de fosfolípidos podría ser de importancia no sólo como un vehículo para transportar EPA y DHA a los tejidos, sino también para la reducción de colesterol sérico, del hígado y los niveles de triglicéridos, mientras que aumentan el HDL o colesterol bueno. Su capacidad antioxidante neutraliza los radicales libres y retarda los signos del envejecimiento. Además, al aumentar los niveles de colina se puede mejorar la función del sistema nervioso, la concentración, la memoria y el aprendizaje. También se le atribuyen propiedades para reducir el dolor de las articulaciones y aumentar la flexibilidad, lo que permite llevar un estilo de vida más activo y saludable. Y por sus beneficios al fortalecer el sistema inmune podría ayudar a protegernos del COVID-19.
Comparando los aceites de pescado tradicionales, el consumo directo de éstos, no es posible debido a problemas organolépticos (sabor y olor a "pescado") y a la alta inestabilidad de los mismos, ya que por efecto de la temperatura, luz, y presencia de metales, entre otros factores, se deterioran con mucha facilidad; desarrollando procesos de oxidación irreversibles (rancidez oxidativa). Por estos motivos, se les debe someter a procedimientos de refinación, desodorización, fraccionamiento y estabilización con antioxidantes para transformarlos en productos consumibles y así obtener los beneficios de salud que caracterizan al EPA y al DHA. El aceite de Krill, en cambio, es una forma limpia y pura de obtener omega-3 sin la necesidad de agregar conservantes o aditivos, pues la astaxantina es un antioxidante natural que protege y mantiene el aceite fresco. Otro beneficio adicional es que no se producen los llamados “eructos” tras la ingesta del producto, debido que los fosfolípidos se mezclan con los jugos gástricos y se metabolizan por las enzimas fosfolipasas hasta el intestino, lejos de la boca del estómago lo que evita el desagradable reflujo o malos olores.
La suplementación con aceite de Krill es recomendable para las personas que no obtienen suficiente omega-3 y colina de su dieta debido a diversas razones: no comer suficiente pescado graso, no les gusta el pescado, el vegetarianismo y el veganismo.
Ramona Ávila Núñez, Ph.D.
Referencias
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