El estrés. ¿Cómo manejar el impacto en nuestra salud?

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El estrés. ¿Cómo manejar el impacto en nuestra salud?

El ritmo de vida moderna nos lleva a estar siempre haciendo algo: estamos trabajando, metidos en las redes, comiendo o haciendo cualquier otra actividad, y generalmente todo al mismo tiempo, lo cual provoca un sentimiento de tensión física o emocional que nos hace sentir frustrados, furiosos o nerviosos. Esa sensación es lo que llamamos estrés. 

Sin embargo, la reacción del cuerpo al estrés es un mecanismo antiguo que nos viene de nuestros antepasados como respuesta a una amenaza o peligro percibidos. Hace mucho tiempo, cuando los humanos se dedicaban a la caza y a la recolección, la respuesta al estrés se desencadenaba ante un peligro externo. La activación de este instinto, era la señal que el cuerpo recibía para liberar hormonas que nos permitían tener una reacción ingeniosa y un tiempo de respuesta rápido. Este instinto de luchar o escapar era vital para nuestra supervivencia.

Ahora nos encontramos en un mundo moderno, la mayoría de nosotros ya no necesita cazar ni recolectar para sobrevivir. Existen otras circunstancias que activan nuestra respuesta al estrés, como asuntos relacionados al trabajo, las finanzas o las relaciones personales. Ese  impacto en la salud puede ser significativo tanto en el aspecto físico como en el emocional.

Cuando sientes estrés, tu cuerpo segrega hormonas como la adrenalina y el cortisol, que ingresan al flujo sanguíneo. Por breves períodos, el cortisol puede ayudar a regular muchas de las funciones naturales del cuerpo, incluso el sueño, peso, presión arterial y nivel de azúcar en sangre. Sin embargo, cuando sufres estrés a largo plazo, los niveles de cortisol permanecen elevados. Esto puede generar inflamación y un recuento más bajo de glóbulos blancos, dos problemas que pueden debilitar el sistema inmunológico.

El estrés es un sentimiento normal que puede ser temporal o puede continuar a largo plazo, y afectar así las hormonas, el estado de ánimo, las enfermedades y todos los aspectos de tu salud y bienestar. Puede ser de dos tipos principalmente: agudo o crónico.

Estrés agudo. Es el estrés a corto plazo que desaparece rápidamente. Puede sentirse cuando se presionan los frenos, cuando discute con su pareja o esquía en una pendiente. Esto nos ayuda a controlar las situaciones peligrosas. También ocurre cuando se hace algo nuevo o emocionante, por estas razones todas las personas sienten estrés agudo en algún momento u otro. Además se puede decir que este estrés no es malo porque nos ayuda a la supervivencia. 

Estrés crónico. Es el estrés que dura por un tiempo prolongado. Usted puede tener estrés crónico si tiene problemas de dinero, un matrimonio infeliz o problemas en el trabajo. Cualquier tipo de estrés que continúe por semanas o meses es estrés crónico y si la persona se acostumbra al estrés crónico puede que no se dé cuenta que es un problema que si no encuentra maneras de controlar podría causar problemas de salud.

 ¿Cómo manejar el impacto del estrés en la salud?

  • Identifica los factores de estrés: Una vez que sepas qué es lo que te perturba, puedes comenzar a manejar el estrés de forma saludable.
  • Busca ayuda profesional: Cuéntale a esa persona, qué está sucediendo y cómo te sientes. Ellos te pueden ayudar a identificar el motivo del estrés y ofrecer consejos útiles sobre cómo manejarlo. 
  • Adopta un estilo de vida activo. Caminar, correr en bicicleta, trotar, hacer jardinería, practicar yoga o levantar pesas pueden cambiar tu enfoque y las hormonas de tu cerebro. El ejercicio crea endorfinas, que son hormonas que te hacen sentir mejor y más feliz. 
  • Medita, Ora: La meditación y la oración pueden ayudar a disminuir la ansiedad y la tensión. 
  • Participa en actividades divertidas: Encuentra un pasatiempo o cualquier otra actividad  que disfrutes, deja de enfocarte en el estrés para dedicarte a algo más.
  • Establece objetivos y prioridades. Decide qué debes hacer y qué puede esperar hasta más tarde, y aprende a decir no a las tareas nuevas si te están imponiendo una sobrecarga de trabajo. Ten en cuenta lo que has logrado al final del día y no lo que no has podido hacer.

Y en general, recuerda que a menudo nos topamos con situaciones que requieren una mayor inversión de energía para poder resolverlas con éxito, sin embargo no hay que sobrepasar el límite gastando fuerzas de forma innecesaria. Muchas veces lo que hay que hacer es detenerse,  analizar el problema desde otra perspectiva y tomar otros caminos, si es necesario. Actuar de esta manera ayuda a tener una mayor confianza en uno mismo y en las propias capacidades para poder solventar los contratiempos con el menor estrés posible.

Ramona Ávila Núñez, PhD


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